CARTOGRAFÍA DE LAS PROFUNDIDADES
En el lago de Sanabria la mayoría de los fondos del litoral en la zona iluminada (hasta 9 m de profundidad) no son muy aptos para la instalación de comunidades o especies de fauna y flora, debido sobre todo a su litología muy gruesa y las fuertes pendientes que tiene en función de su geomorfología glaciar. Aunque la superficie es tan amplia que sí existen zonas en donde se establecen comunidades en zonas de poca pendiente y sustrato arenoso o de gravillas. SI bien son de escasa entidad y probablemente de modesta importancia para la ecología de este ecosistema de baja productividad.
Para poder estudiar seres a gran profundidad existe un grave problema «in situ» derivado de que la presencia de los investigadores en esos lugares es agravada por los efectos de los equipos de buceo y su impacto sobre el sedimento. Además del riesgo innato de la técnica de buceo, que es mayor en los lagos de altitud.
En el estudio de pequeños seres del bentos profundo se utilizan habitualmente técnicas de extracción de muestras hasta la superficie mediante dragas o ganchos que se descienden hasta el fondo. Por lo que se trata de mecanismos intrusivos y destructivos que sólo se deben usar si no existe otra alternativa.
La videograbación subacuática como alternativa al buceo
Por ello las técnicas de foto y videograbación de los fondos con cámaras instaladas en un vehículo-robot operado a distancia (ROV es el acrónimo anglosajón) desde una embarcación en superficie resultan enormemente adecuadas para el estudio de los organismos de las profundidades del litoral lacustre.
La casi ausencia de luz (para la sensibilidad del ojo humano) es otra dificultad a la que hacer frente en los trabajos de profundidad y que limita los resultados obtenibles mediante técnicas habituales de buceo. A lo que debemos sumar el problema que supone la introgresión del propio buceador en los hábitats sumergidos, muy sensibles a cualquier alteración por remoción de los fondos.
Por el contrario los equipos videográficos instalados en el ROV (provistos de potentes focos LED orientables en todas las direcciones, al igual que la cámara frontal) y guiados por láser, que permiten medir a escala los objetos sumergidos, trabajan perfectamente y sin alteración de los sedimentos de zonas profundas para conocer la composición y localización de estas comunidades bentónicas profundas. También son técnicas muy resolutivas para cartografiar en detalle los fondos y tomar datos de la granulometría dominante.
Las molestias son especialmente relevantes en las comunidades de pequeños animales filtradores, ya que la re-suspensión del limo produce un permanente efecto de abrasión sobre sus órganos de filtración y la constante entrada de materia particulada muy fina dentro de su sistema digestivo y/o respiratorio.
El «planeo» del ROV a escasa distancia del fondo sin posarse evita este efecto, y por lo tanto se considera una técnica muy poco intrusiva. Además, las comunidades de peces y otros animales huidizos tampoco son desplazados de sus territorios de campeo por la presencia de personas buceando.
Estudio de la flora y fauna profunda (el bentos)
La videograbación de transectos subacuáticos, y la posterior revisión de las imágenes para determinar especies, y tamaños de individuos u otros objetos sumergidos, permite realizar una cartografía faunística y florística detallada de los fondos con técnicas no intrusivas.
Mediante el empleo de cámaras fotográficas sumergidas se realizó una prospección detallada de las orillas más someras (hasta 3 m) durante dos veranos consecutivos (años 2017 y 2018) para ampliar los conocimientos sobre las poblaciones de esponjas, náyades y otros invertebrados dulceacuícolas que habitan en el lago de Sanabria. Además, en agosto y septiembre de 2018 se realizaron varias campañas de toma de datos faunísticos con videograbación utilizando un vehículo robotizado sin tripulación (ROV) que la empresa ECOHYDROS S.L estaba utilizando simultáneamente para realizar una cartografía temática detallada de los fondos en todas las profundidades.
Los peces más habituales en las zonas de cierta profundidad son únicamente las truchas y las anguilas. El resto de la comunidad ictiológica del lago únicamente habita los 3-4 primeros metros de la columna de agua.
En el caso de la única especie bentónica (la lamprehuela, Cobitis calderoni) todas las observaciones han sido realizadas en zonas someras del litoral, y zonas arenosas sumergidas a menos de 3 m. Entre los datos más importantes recopilados durante el Seguimiento Bianual están los poblacionales de la especie y la cartografía de zonas de freza y alevinaje de esta especie endémica de España pero muy poco estudiada.
Las náyades (o grandes moluscos que se reproducen con la colaboración de peces que hacen función de hospedadores de sus larvas microscópicas) son especies típicas de aguas poco profundas y de corriente fuerte e incluso turbulenta. En el caso de Margaritifera margaritifera, una especie catalogada en Peligro de Extinción desde 2010, su presencia en aguas profundas del lago es constituye un hito científico singular.
Se conoce una pequeña población que sobrevive en aguas del litoral oeste, en una banda de profundidades 4-9 m; y han sido localizadas con el ROV en el verano de 2018. Se desconoce gran parte de su historia natural en esta zona profunda, aunque se conoce la presencia de la especie en aguas del río Tera aguas abajo desde hace casi 2 décadas. Periodo en el que no ha parado de reducirse su distribución y tamaño poblacional, hasta límites próximos a la extinción.
Éste es un grupo de invertebrados considerado menos evolucionado de todos los animales. Las esponjas no tienen verdaderos tejidos, aunque sus células están especializadas y se organizan en capas funcionales. Son animales filtradores del agua y que pueden asociarse con microalgas (lo que les da color verde intenso) dentro de sus células.
En toda la red hidrográfica del Tera, y también en el lago hasta una profundidad de al menos 12 m, está presente la especie Spongilla lacustris. No tienen un verdadero esqueleto, pero su entramado celular está compuesto por unas microscópicas estructuras de forma acicular y de naturaleza silícea, las escleras.
Lejos de la imagen multicolorista que tenemos de los paisajes submarinos, casi siempre ligados a roquedos de zonas someras y a los arrecifes tropicales, en las aguas epicontinentales la visión de los fondos es monótona de manera natural. Y el lago de Sanabria no es una excepción.
Salvo en los bancos de arenas más someras donde llega con mucha intensidad la radiación solar y existen poblaciones de macrófitas sumergidas que aportan hábitats y tonalidades, la visión más habitual es la presencia únicamente de objetos inertes; dominando los tonos amarillos y grisáceos, sobre todos los demás.